December 16, 2024

El Málaga CF ha sumado una docena de empates en 19 jornadas disputadas, lo que supone un 63% de posibilidades de empate para el cuadro blanquiazul.

En LaLiga Hypermotion, solo el Racing de Ferrol se acerca, tras ganar este domingo en Gijón y amenazar con escapar de los puestos de descenso.

El primer rival liguero del cuadro malaguista acumula nueve partidos con reparto de puntos, empezando por el triste 2-2 de la primera jornada.

También es destacable el rendimiento del equipo de Pellicer fuera de La Rosaleda.

Además de ese primer partido, ha empatado otros siete partidos fuera de casa, incluido el empate de este domingo ante el Burgos. Lo que sigue preocupando es su capacidad para llevarse la victoria a domicilio.

Solo otros dos equipos, el Tenerife y el Córdoba, aún no han vivido la alegría de sumar tres puntos fuera de casa.

En la clasificación de Primera División, ningún equipo ha superado los siete empates tras 17 jornadas, lo que hace que el porcentaje del Málaga destaque de forma significativa.

En cuanto a la clasificación, el Málaga CF se parece al Unionistas de Salamanca en el primer grupo de la Primera Federación, que sufre su propio “castigo de los empates”, con 11 empates en 17 partidos.

Sorprendentemente, se encuentra a solo tres puntos de la zona de playoffs con 23 puntos, tras haber encadenado cuatro victorias y solo dos derrotas.

En el otro grupo, el Antequera CF brilla como líder con una ventaja de tres puntos sobre el Real Murcia, mientras que el filial del Villarreal reina como el “rey del empate”, tras registrar nueve empates en 17 partidos.

En este escenario, el filial del “submarino” se encuentra en la zona de playoffs de ascenso, con ocho puntos de ventaja sobre el equipo de Javier Medina, que le sigue de cerca con ocho partidos sin ganador, pero con ocho victorias y solo una derrota en lo que va de temporada.

La importancia de los empates dentro del sistema de competición de tres puntos es bastante relativa.

El Atlético Sanluqueño, por ejemplo, también aguanta hasta ocho empates en el grupo de Antequera y Marbella. Sin embargo, con seis derrotas consecutivas, se encuentra penúltimo.

En claro contraste, equipos como Algeciras, Ceuta y Mérida, todos ellos situados más arriba en la tabla, también han contabilizado ocho empates.

Cabe destacar que el Ceuta sumó su octavo partido sin ganar el viernes en El Maulí, empatando 2-2 con los líderes.

Algunos podrían argumentar que un empate se siente como un castigo, como se analizó anteriormente en este resumen semanal, pero los empates también pueden servir como alivio ante un revés.

Un tropiezo sigue siendo un tropiezo, ya ocurra lejos de casa o en el santuario que te acoge cada dos semanas, con tus seguidores como testigos.

Comparando el pecado deportivo de irse con las manos vacías, hay virtud en al menos sumar un punto.

Esta época del año me recuerda el papel que jugó el fútbol en mi época de colegio, sirviendo como sustituto de las clases de Educación Física.

Recuerdo una época en la que el padre Pepe, párroco encargado de impartir la materia de religión en el colegio El Morche, tuvo que hacerse cargo de estas clases, que tenían como objetivo transmitir conocimientos y fomentar el espíritu deportivo.

Estas sesiones se convertían a menudo en partidos mixtos en el campo de fútbol 11, situado junto al colegio y que pronto sería sustituido por uno nuevo, alejado del dominio público de la Costa.

La clase comenzaba con la formación de dos equipos mixtos, formados por chicos y chicas, y el padre Pepe ejercía de árbitro. Aunque era un juego desenfadado, el resultado a menudo era secundario.

El encargado de hacer cumplir la justicia pitaba cualquier posible falta, dentro o fuera del área, y dada nuestra relativamente corta edad y nuestra destreza física, unidas a unas habilidades futbolísticas poco refinadas, el campo parecía enorme.
Los tiros a portería eran escasos.

Sin embargo, la portería parecía aún más grande para quien hacía de portero. Lo que me trae a la mente estos gratos recuerdos es el resultado repetitivo de los partidos. Siempre que se marcaba un gol, Pepe no pedía tiempo hasta que el equipo contrario empataba.

De esta manera, también promovió, a través del fútbol, ​​el lema “la paz esté contigo”. Nadie se fue jamás derrotado.

 

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