La mayor lección que podemos sacar del Atlético de Madrid, al que el entrenador Diego Simeone ha convertido en una fuerza futbolística reconocible e incluso en una marca durante sus 13 años a cargo, es que este equipo en particular no tiene mucho sentido.
Sí, algunos de los rasgos de lucha y trabajo duro (que reflejan la visión de Simeone) permanecen. Sin embargo, el equipo está confundido y carece de dirección. Una lectura, cortesía de un artículo en el Diario AS, es que la configuración actual trae dolor y vergüenza.
La longevidad de Simeone con el Atleti, donde ha experimentado muchos altibajos, lo ha arraigado tanto en el club que también se ha convertido en él. Es por eso que el cholismo, su forma obstinada pero adaptable de jugar, es una cosa.
Y por eso no se pueden olvidar las ventajas. Dos títulos de La Liga, dos Ligas Europa y una Copa del Rey han llegado durante su mandato. Por no hablar de haber llegado a dos finales de la Champions League y de ser el único rival que derrotó a un Real Madrid dominante (dos veces) la temporada pasada.
Por tanto, la perspectiva de que el Atleti se aleje de Simeone parece improbable. Pero hay algunos hechos concretos. Tras 10 jornadas de Liga, los Colchoneros están a la misma cantidad de puntos del líder Barcelona y están intentando recuperarse en la Liga de Campeones: están en el puesto 27 de 32 y luchan por escapar de los últimos 12 puestos de eliminación.
Esto después de gastar alrededor de 185 millones de euros (200 millones de dólares) en fichajes en verano, la mayor cantidad en España y uno de los mayores desembolsos en Europa.
A juzgar por su última actuación en el Real Betis, el equipo renovado podría beneficiarse de más tiempo en el campo de entrenamiento. Desde dentro del Estadio Benito Villamarín, donde el Atleti perdió 1-0, rara vez mostró fluidez en la posesión. Sin el balón, podría haber encajado cuatro o cinco goles antes del descanso.
El Betis, alentado por la afición local, dominaba el partido mientras los aficionados visitantes, agazapados en un rincón elevado del campo, se frustraban cada vez más.