EspañolPuede que el MALAGA CF juegue ahora en la segunda división del fútbol español, pero Dios mío, su estadio sigue siendo impresionante.
Durante mis vacaciones familiares en Torrox, un pueblo no muy lejos de la ciudad de Málaga, mi única petición fue que hiciéramos una peregrinación hasta La Rosaleda.
No solo soy un fanático del fútbol, sino que también he estado tratando de aprender español de nuevo, ya que disfruté estudiándolo en la escuela, por lo que este viaje fue la oportunidad perfecta para combinar las dos cosas y poner a prueba mis habilidades.
El día que aterrizamos, después de una rápida vuelta por nuestro alojamiento, volvimos a la carretera y nos dirigimos hacia la ciudad.
Una vez allí, mi familia y yo nos dirigimos al estadio bastante antiguo junto a más de 26.000 españoles.
¿Logramos encontrar nuestros asientos? ¡Por supuesto que no! Pero nos las arreglamos como Dios manda, sentados en la primera fila con el sol abrasador sobre nuestros cuellos.
Como seguidor del Arsenal (mi segundo equipo, después del querido Plymouth Argyle), la oportunidad de ver a Santi Cazorla en acción con el Real Oviedo fue un auténtico placer.
a sus 39 años y tras múltiples lesiones, me complace informar de que sigue en plena forma y fue la ocasión ideal, dado que también jugó en el Málaga en su día.
El partido terminó 0-0, lo que, a primera vista, podría parecer aburrido, pero no fue así. Los aficionados del Málaga insultaron al árbitro y a sus asistentes con cada decisión cuestionable y se creó un ambiente que no olvidaré fácilmente. El silbido persistente es digno de ver.
Hubo muchas ocasiones en ambos extremos y no podías apartar la vista del partido, en parte porque estábamos sentados muy arriba y no solo se estaban desmoronando los asientos a nuestro alrededor, sino que la vista detrás de nosotros de una caída espantosa no era para los débiles de corazón.
Con el 0-0 en el último minuto, una larga pausa del VAR envuelta en confusión hizo que el hombre del medio le concediera un penalti al Málaga y expulsara a un jugador del Oviedo.
Por supuesto, el joven suplente dio un paso al frente y falló el penalti, pero mi primera experiencia en el fútbol de Segunda División me hace querer más y más de todos modos.
Con el partido decidido, llegó el momento de disfrutar del resto de mis vacaciones, pidiendo en cada oportunidad que se me presentaba: “Podemos tener la cuenta por favor”, lo que normalmente venía después de un auténtico plato de paella con una jarra de sangría o dos.