Si el Milan fracasó en la Champions, gran parte de la culpa la tiene el Dinamo de Zagreb. Los croatas triunfaron en la última jornada de la fase de liga contra los italianos, que venían de cinco triunfos seguidos y que, con una victoria, habrían evitado el playoff. El 2-1 contra los rossoneri no fue suficiente para clasificarse, pero fue un gran impulso anímico para un equipo que, desde finales de enero, ha apostado por Fabio Cannavaro en su banquillo.
El exmadridista está logrando lo que se esperaba de él: resultados. En ocho partidos, ha sumado seis victorias y dos derrotas (contra el Arsenal, en su estreno, y el NK Osijek). El Dinamo marcha tercero en la liga croata, a cuatro puntos del líder, el Rijeka (su rival de este sábado, a domicilio), y a tres del segundo, el Hajduk. El italiano afronta un momento clave de la temporada con el apoyo del entorno. El medio local ‘Germanijak’ explicó que el exdefensa “vive en la ciudad deportiva desde el amanecer hasta el anochecer, analiza todo al detalle y quiere mejorar el club en todos sus niveles”.
Cannavaro ha implementado para la plantilla un nuevo plan de alimentación, diseñado por su equipo, e intensificó los entrenamientos, definidos en Croacia como “los más duros jamás vistos en el club en esta fase de la temporada, con algunos jugadores que apenas podían regresar a los vestuarios tras las sesiones”. En su cuerpo técnico figuran Eugenio Albarella, su preparador físico de confianza, descrito como “un sargento que entrena a los jugadores como si fueran marines”, su segundo, Francesco Troise, y Sandro Perković, quien actúa como enlace entre el entrenador, los jugadores y el club.
